Dios tiene corazón. Dios es amor, mejor aún, Dios es amar, o sea, amor de hecho, amor amando. Los que se hacen como niños, descubren su corazón.
Nacidos del amor y para el amor, nosotros podemos amarle y amarnos porque todo en nosotros está pensado y dispuesto para esa gran gesta. Si lo hacemos, hagámoslo imitándole, Y sucederá que a nuestro alrededor florecerá todo lo hermoso. lo bueno y verdadero. Nuestro ser entero se hará conducto de esa corriente que transforma todo lo que toca; nuestras manos serán la extensión del corazón, nuestra mirada será senadora y nuestras obras darán testimonio de que vivimos en fe, esperanza, haciendo del amor nuestro quehacer de cada día, codo a codo con los demás.